Breve historia de las telecomunicaciones
Los comienzos: el semáforo de Chappe
El primer hito en la historia de las telecomunicaciones se dio en la Francia
posrevolucionaria. Un inventor francés, oriundo de la región del Brûlon al
noroeste de París, llamado Claude Chappe, desarrolló un sistema de postas
entre Paris y Lille que se utilizó para transmitir mensajes entre la capital de
la naciente República y el frente de batalla que se había abierto hacia el norte
del territorio francés.
Cómo funciona el semáforo
La aparición del telégrafo óptico supuso una revolución en la velocidad de
transmisión de la información. Permitía que un mensaje alcanzara su destino
en tan solo 3 horas, en vez de los dos o tres días que tardaba un mensajero
a caballo. ¡Mirá cómo era su funcionamiento!
El pionero eléctrico: Samuel Morse
Charlestown, Massachusetts fue su ciudad natal.
más importantes de América en los años posteriores a la independencia.
Artista estadounidense que inventó el primer sistema eficaz de telégrafo
electromagnético en el año 1872.
Cuando en la estación emisora se cierra el interruptor, comúnmente llamado
manipulador, circula una corriente desde la batería eléctrica hasta la línea y el
electroimán, lo que hace que sea atraída una pieza metálica terminada en un
punzón que presiona una tira de papel, que se desplaza mediante unos rodillos
de arrastre, movidos por un mecanismo de relojería, sobre un cilindro
impregnado de tinta, de tal forma que, según la duración de la pulsación del
interruptor, se traducirá en la impresión de un punto o una raya en la tira de
papel. La combinación de puntos y rayas en el papel se puede traducir en
caracteres alfanuméricos mediante el uso de un código convenido, en la
práctica el más utilizado durante muchos años ha sido el código Morse.
impregnado de tinta, de tal forma que, según la duración de la pulsación del
interruptor, se traducirá en la impresión de un punto o una raya en la tira de
papel. La combinación de puntos y rayas en el papel se puede traducir en
caracteres alfanuméricos mediante el uso de un código convenido, en la
práctica el más utilizado durante muchos años ha sido el código Morse.
estableciendo su estudio en Nueva York.
De regreso de un viaje a Europa en 1832, oyó hablar de la posibilidad de
transmitir impulsos eléctricos a través de cables; desde entonces compaginó
su interés por utilizar este medio para enviar mensajes inteligibles con su
carrera artística y con una incursión ocasional en la política municipal
neoyorquina (en defensa de sus ideas contra la inmigración, los católicos y
la diversidad étnica).
Es entonces desde aquí que inicia una historia que promete seguir vigente
hasta la actualidad.
Regreso a casa.
En 1832, luego de un viaje de trabajo por Europa, Morse regresó a casa en barco.
Una vez allí, mantuvo una conversación con unos pasajeros sobre el
descubrimiento de la inducción electromagnética. Desde Yale, el estaba
interesado en las matemáticas. Cuando Morse logró entender cómo funcionaba
la inducción electromagnética, especulo sobre la posibilidad de enviar un
mensaje en código a través del cable, según la historia de la Librería del
Congreso de EEUU. Morse empezó a experimentar con baterías y cables, pero
se dió cuenta de que no estaba preparado para entender la electricidad.
Entonces, acudió a Leonard Gale, un profesor de química de la Universidad de
Nueva York. Les tomó casi una década lograr perfeccionar la tecnología,
para poder cruzar el país y llegar hasta Europa. Pensaron que se podía
utilizar en las guerras, en los negocios y finanzas, y en medios de
La clave de todo: El código Morse
El telégrafo óptico, como todo sistema de comunicación, permitía el
intercambio de mensajes a partir del uso de un código sencillo pero
efectivo. Sin embargo, y como se verá a continuación, el tiempo para
transmitir un mensaje de unas pocas líneas demoraba varios minutos, lo
que encarecía el costo de los envíos. Es por esta razón que los mensajes
comienzan a hacerse más y más cortos, a los fines de conseguir una
buena relación precio a pagar/claridad del mensaje. Es una tendencia
que se puede ver en la actualidad (y no tanto): tanto los antiguos
mensajes de texto, como Twitter en la actualidad, son dispositivos de
comunicación que, por un motivo u otro, impulsa a los usuarios a
economizar las palabras. Exactamente de la misma forma que hacían
los telegrafistas desde mediados del S. XIX.
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